«Es el momento de planificar conjuntamente agua y energía»

El experto Francisco Javier Flores está convencido de que agua y energía no deberían haber separado tanto sus planificaciones y de que España podría alcanzar su soberanía energética gracias al sol y a sus embalses. Será uno de los ponentes del IV Congreso Nacional del Agua que se celebrará en septiembre

Entrevista a Francisco Javier Flores, portavoz de la Sociedad Española de Presas y Embalses (SEPREM), publicada en El Ágora Diario

Francisco Javier Flores, portavoz de la Sociedad Española de Presas y Embalses (SEPREM), es doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Ha participado en proyectos de obras hidráulicas de abastecimiento, saneamiento, encauzamiento de ríos, presas de distintos tipos, centrales hidroeléctricas en sus fases de planificación, proyectos y construcción. Como miembro del Cuerpo de Ingenieros de Caminos de Estado ha sido jefe de la Oficina de Planificación de la Confederación Hidrográfica del Tajo durante 16 años y miembro del Consejo de Obras Públicas desde 2006. En septiembre será uno de los ponentes del IV Congreso Nacional del Agua que se organiza bajo el título “Agua, Energía y Medio Ambiente” los días 15 y 16 de septiembre.

PREGUNTA. – ¿Qué relación encuentra entre agua y energía?

RESPUESTA. – Sin agua no hay vida. En un planeta en el que tres cuartas partes de su superficie están cubiertas de agua, con energía barata la disponibilidad de agua dejaría de ser un problema.

P. – ¿Es posible poner en práctica una solución para que España pueda alcanzar su soberanía energética, hidráulica y alimentaria?

R.: Sí es posible. Debido a la gran pendiente de nuestras cuencas y ríos, para disponer de agua ha sido preciso construir presas para crear embalses y guardar el agua que discurre por los ríos de forma descontrolada y evitar los daños que las grandes avenidas producían periódicamente. Eso ha permitido dedicar el agua a distintos usos: abastecimiento, riego, energía, industria, etc., y ha exigido establecer prioridades entre ellos. Además, la población ha crecido, ha mejorado su alimentación, su situación sanitaria y su calidad de vida, pero los conflictos por el agua y por la energía, especialmente por ésta, amenazan la seguridad energética y la alimentaria, no sólo de España, sino también de otros países de nuestro entorno. España actualmente tiene dependencia energética y alimentaria, pero tiene sol y embalses con los que podría alcanzar su soberanía energética eléctrica, su disponibilidad de agua y en consecuencia su soberanía alimentaria.

P. – ¿Qué papel pueden jugar los embalses combinados con la producción de energía fotovoltaica?  ¿y los modernos equipos de almacenamiento de energía?

Los embalses españoles pueden servir como almacenes para guardar la energía fotovoltaica que durante las horas de sol puede producirse mediante placas fotovoltaicas colocadas aprovechando su superficie horizontal sobre los embalses, que son dominio público, por lo que no son necesarias nuevas expropiaciones, ni utilizar otras superficies de terreno que pueden destinarse a otros usos. De esa forma se reduce la evaporación y, además, puede hacerse compatible la producción de energía con los restantes usos, algo que la escasez de recursos, hasta ahora, no ha permitido. El procedimiento estudiado también permite aumentar los recursos disponibles y la capacidad de regulación de los propios embalses, ya que con los bombeos pueden recogerse en el embalse aportaciones de aguas abajo procedentes de afluentes que se incorporan después de la salida de la central.

P. – ¿El sistema que plantea podría sustituir las energías que producen gases de efecto invernadero?

R. – Precisamente eso es justo lo que se ha estudiado y comprobado, que España puede conseguir evitar que, para la producción de electricidad, se utilicen combustibles de importación que producen gases de efecto invernadero, con lo cual se puede evitar tener dependencia exterior y conseguir la soberanía energética

P. – ¿Tendría consecuencias en el consumo de agua?

R. – Este sistema no afectaría al consumo de agua ya que, al contrario, evitaría evaporación en los embalses y permitiría incrementar, con el mismo volumen embalsado, los recursos disponibles. Quizás uno de los mayores beneficios que se obtendría es que la producción de energía hidroeléctrica podría generarse de forma compatible con los restantes usos, con lo que podría modificarse el orden de prioridades que establece la Ley de Aguas.

P. – ¿Es aplicable el mismo modelo a todos los entornos?

R.: No es aplicable porque los embalses y las centrales hidroeléctricas existentes, sus regímenes hidrológicos y los usos establecidos en ellos son muy diferentes. En principio se han estudiado seis casos tipo para aplicar a otros tantos tipos de centrales (reversibles, convencionales, con embalse agua abajo, con saltos de poca altura y grandes caudales, etc.).

P. – ¿Es asumible económicamente?

R. – Solamente hay que hacer las inversiones iniciales en función del tipo de solución a adoptar y su amortización. En el estudio realizado se propone un orden de prioridades de las actuaciones, pero, en cualquier caso, en coordinación con red eléctrica, debe hacerse un plan detallado en el que se tengan en cuenta las singularidades que los embalses y centrales hidroeléctricas tienen. En principio se pretende aprovechar al máximo todas las instalaciones existentes, como centrales convencionales y reversibles, líneas eléctricas…. También se necesitaría aprovechar a los mejores técnicos con competencia profesional en esas materias.

Son sistemas muy maduros en España, pero los grandes saltos españoles tienen bastantes años (Villarino, Aldeadávila, Valdecañas, Alcántara, Mequinenza, Moralets, Cortes de Pallás, etc) y debería aprovecharse la experiencia acumulada.

P. – En el entorno que propone ¿se puede asegurar el suministro para atender toda la demanda de agua al tiempo que se equilibra el desarrollo territorial y sectorial?

R. – Ese es uno de los objetivos principales. Sería el momento de hacer una verdadera planificación conjunta hidráulica y energética, distinguiendo lo que son primeras de segundas derivadas, sometidas ambas a una planificación económica.

P. – ¿Es compatible con el desarrollo de la agricultura de regadío tal y como la conocemos en el Sureste?

R. – No sólo es compatible, sino que debe mejorarse. La agricultura de regadío del Sureste se ha desarrollado en la zona de España donde el agua es más escasa y por ello también ha sido el territorio en el que la productividad del agua obtenida es más alta, debido al buen uso del agua de riego. Si los incrementos de disponibilidad del agua deben aplicarse prioritariamente donde existen problemas de escasez y donde el interés general es mayor, es indudable que la agricultura del Sureste debe beneficiarse también.

P. – ¿Qué efecto tiene la separación de la planificación hidrológica de la energética?

R. – Que dos factores tan interrelacionados y tan importantes en la economía, como el agua y la energía, no deberían haberse separado tanto sus planificaciones.

La llegada de las energías renovables al sistema eléctrico español ofrece la posibilidad de que mediante la ayuda de los embalses los beneficios de estos aumenten al incrementarse los recursos disponibles y las centrales hidroeléctricas puedan aumentar sus horas de utilización hasta llegar a prescindir de todas las centrales que utilizan combustibles que producen gases de efecto invernadero. 

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