Alberto del Villar es profesor en el Departamento de Economía y Dirección de Empresas de la Universidad de Alcalá. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales (UNED), Máster en Hacienda Pública y Tributación (IEF) y Doctor en Ciencias Económicas (Universidad de Alcalá). La próxima semana participará en el V Congreso Nacional del Agua, que se celebra en Cox los días 14 y 15 de septiembre, encuentro en el que hablará de “La desalación en la estrategia de seguridad hídrica. Implicaciones económicas y ambientales”.
Con motivo de esta ponencia se ha publicado un artículo en el digital especializado iambiente.es en el que afirma que “la desalinización es un recurso. Puede ser la solución en regiones donde los recursos hídricos convencionales son limitados. Sin embargo, a día de hoy, tiene un alcance limitado (espero que esto no sea así en un futuro cercano).
La seguridad hídrica que puede proporcionar la desalinización debe ir acompañada de una sostenibilidad financiera y una sostenibilidad energética. Sostenibilidad financiera entendida tanto por el lado de los costes, como de las actividades que se abastecen de esta fuente. Y, sostenibilidad energética entendida como acceso a una fuente fiable y económica de energía.
No es posible abordar soluciones comunes para problemas diferentes. La situación de diferentes regiones no es la misma y se necesita abordar una estrategia adaptada para cada caso. En el Golfo Pérsico y Península Arábiga la desalinización es la única solución. En otras regiones, podemos aplicar un mix de recursos.
En dicha entrevista ha señalado también que “hay dos estrategias a seguir. Por la vía de la oferta, agotada la vía de los recursos naturales convencionales, la desalinización y la regeneración son la única forma de incrementar el agua disponible. Por la vía de la demanda, la mejora de la eficiencia en el uso del agua y la gestión de los servicios son las estrategias a seguir. No hay más caminos en este escenario”.
Sobre la posibilidad de que las desalinizadoras sustituyan a los trasvases para aumentar la disponibilidad de recursos hídricos afirma que “vivimos un tiempo en el que se ha politizado absolutamente todo en la sociedad. Desde el deporte hasta la producción de alimentos, pasando por casi todas las facetas de la vida y las actividades humanas. La desalinización es una alternativa ‘técnica’, al igual que cualquier otra que tenga relación con las fuentes de agua. Sin embargo, al exacerbar el debate sobre la gestión del agua, la desalinización parece que se muestra como ‘neutral’ en cuanto a los efectos negativos provocados frente a otras alternativas (No necesariamente desde un punto de vista técnico, pero si ‘socialmente’ para determinados sectores). Por eso, la desalinización se presenta como la alternativa ‘menos beligerante’ en el caso del sureste peninsular”.
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