—¿Qué representa para Orihuela convertirse en el centro nacional de la problemática del agua con este tercer congreso?
—Orihuela, por su situación geográfica, vive con mucha frecuencia los dos extremos más desastrosos que puede tener el agua: las inundaciones y las sequías. Acostumbramos a decir que “o nos ahogamos o nos secamos”. Por tanto, es un acierto que el tercer congreso tenga como subtítulo Fenómenos adversos: sequías e inundaciones.
Durante dos jornadas vamos a intentar extraer todas las enseñanzas y aportaciones más operativas de las ponencias. Y ponerlas en práctica en nuestro territorio con el objetivo de que estos dos fenómenos tan extremos afecten lo menos posible a nuestros vecinos.
—¿El Ayuntamiento está sensibilizado con la necesidad de tomar medidas para evitar los efectos de estos fenómenos extremos?
—Sin ninguna duda, la organización de este congreso y nuestra implicación es un claro ejemplo. Pero es una realidad que muchas de las grandes actuaciones necesarias no son competencia del Ayuntamiento. Y que la Administración local no tiene posibilidad de hacer grandes infraestructuras. Pero, como hicimos en el congreso del año pasado centrado en las inundaciones, aprovecharemos las conclusiones para trasladarlas a todos los organismos con competencias en la construcción de grandes infraestructuras, como el Ministerio de Transición Ecológica o la Conselleria de Política Territorial y Obras Públicas. Y así, que adopten cuanto antes aquellas medidas que son inaplazables para mitigar los efectos de estos fenómenos que muchas veces se manifiestan de forma devastadora.
—¿Las aportaciones del pasado congreso se han materializado en algún proyecto concreto?
—Efectivamente, las actas de la segunda edición, que abordó en profundidad numerosos aspectos de las inundaciones, han tenido una gran aceptación. Hemos recibido peticiones de numerosas instituciones y organismos, entre los que destacaría el Ministerio del Interior; la Dirección General de Protección Civil; numerosos centros del 112 de diferentes comunidades autónomas… Lo cierto es que este magnífico libro que recopila todas las ponencias y comunicaciones también ha tenido un gran efecto para estudiosos del sector, gente implicadas en emergencias, sobre todo en inundaciones.
Nuestro equipo del área de Emergencias ha aprendido mucho con este material. De hecho, hemos estado en contacto con numerosos ponentes de numerosas universidades. Y con un equipo de una de ellas estamos desarrollando una iniciativa para diseñar una app de alerta temprana en caso de fenómenos adversos que realmente sea útil.
—¿Qué aporta esa novedosa iniciativa?
—En la última DANA detectamos que los mensajes que se difunden entre la ciudadanía contienen información general. En muchas ocasiones es vital emitir mensajes con contenidos más concretos y sectorizados, destinados a parte del territorio, ya que todo el territorio no sufre los mismos efectos cuando se produce una inundación.
Sobre esta base, y teniendo en cuenta una de las conclusiones del congreso pasado, estamos trabajando para desarrollar una app. Con ella podríamos enviar mensajes claros y concisos a las pedanías, de forma personalizada, cuando hay previsión de una inundación. O, por ejemplo, una ola de calor. En ese caso es fundamental avisar a las personas de más edad, que más suelen sufrir los efectos del calor, para que tomen las medidas adecuadas.
Además, mantenemos conversaciones con diversas universidades y ponentes para activar todas las ideas que nos aportaron y ponerlas en práctica.
—¿La presión que sufre territorialmente Orihuela por fenómenos extremos pone en riesgo la economía y el bienestar de los oriolanos?
—Es indudable que las sequías y las inundaciones son verdaderos peligros para nuestro término municipal, para su economía y sus habitantes. Por ejemplo, es difícil conseguir empresas que realicen inversiones en un polígono industrial que está permanentemente amenazado por las inundaciones. Si a eso sumamos que hay grupos activistas que se empeñan en difundir que todo el término municipal de Orihuela es espacio inundable, se produce un deterioro constante de la sociedad y del tejido económico de Orihuela.
Por poner un ejemplo muy conocido, los espectaculares destrozos del huracán Katrina. Este azotó las pobladas costas del sureste del estado de Florida, provocó las inundaciones más grandes de la última centuria y no han modificado el modelo territorial ni las ciudades de la zona. Por tanto, nosotros también debemos poner en práctica la palabra que está más de moda después de la DANA: resiliencia.
—¿De qué forma?
—Vivimos en este territorio y tenemos que aprender a convivir con la sequía y con las inundaciones que de vez en cuando nos azotan y nos hacen sufrir. De hecho, nuestros antepasados nos han dado una lección de cómo superar estas situaciones tan adversas. Orihuela tiene esta ubicación desde hace miles de años y a nadie se le ha ocurrido marcharse a otro sitio para no sufrir inundaciones. Orihuela sufrió la riada de Santa María recientemente, pero a lo largo del tiempo ha superado otras de gran envergadura y seguimos viviendo cerca del Segura, porque es la base de la fertilidad de la huerta y genera riqueza.
Ocupamos un territorio privilegiado, pero para convivir con estos dos fenómenos, las sequías y las inundaciones, hacen falta inversiones en infraestructuras. Hablamos de medidas estructurales y no estructurales, pero también de tomar medidas que mejoren la ordenación del territorio.
Fermín Crespo